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ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA.
Comenzaremos hablando del número uno indiscutible del ranking, nuestro auténtico y genuino oro líquido español, ingrediente principal de nuestra aclamada dieta mediterránea.
Debe tener una acidez MENOR O IGUAL A 0.8 grados y haber sido obtenido directamente de aceitunas y sólo mediante procedimientos mecánicos. Si no cumple estos requisitos indispensables, NO ES aceite de oliva virgen extra.
ACEITE DE OLIVA VIRGEN.
En segundo lugar, cuando el aceite de oliva supera la acidez de 0.8 grados, nos encontraremos ante un aceite de oliva virgen a secas, sin el apellido EXTRA, que no debiendo éste superar una acidez de 2 grados. Sigue siendo un aceite de oliva de calidad, pero que no alcanza los estándares exigidos a un virgen extra, donde las propiedades organolépticas y nutricionales permanecen intactas, de ahí su sabor más intenso.
ACEITE DE OLIVA.
Dentro de esta categoría, la peor con diferencia de esta clasificación, aparecen aceites de oliva, no vírgenes, de oliva a secas, etiquetados a menudo con los adjetivos SUAVE o INTENSO. Son aceites refinados, lo que no quiere decir que sean más “finos” o agradables al paladar, significa que han debido ser tratados químicamente para ser aptos para su consumo.
Este tipo de aceites que superan una acidez de 2 grados, son clasificados como aceites lampantes, y son aceites de oliva defectuosos, bien por provenir de aceitunas recogidas del suelo o por tener un grado de maduración excesivo. Su nombre proviene del uso que se le daba antiguamente, pues era utilizado como combustible para las lámparas de aceite, ya que su fuerte y desagradable olor y sabor hacían imposible su consumo humano.
Para que éste tipo de aceite sea apto para el consumo y pueda comercializarse como tal, es necesario refinarlo eliminando así sus defectos y consiguiendo artificialmente un sabor y una calidad “aceptable”, aunque podrás suponer, que se parece bastante poco al aceite de oliva virgen extra, ni en cuanto a propiedades organolépticas ni mucho menos aún en cuanto a las múltiples cualidades beneficiosas que aporta a nuestro organismo un puro aceite de oliva virgen extra.
Ahora ya sabes que cuando te encuentras ante éste tipo de aceite etiquetado como aceite de oliva, estás ante un aceite refinado mezclado con una mínima parte de aceite de oliva virgen extra. Normalmente este porcentaje suele oscilar entre un 10 % y un 20%. ¿Cómo lo ves? ¿Escaso quizás…? TU DECIDES
Para terminar con los aceites de oliva que puedes encontrar en el lineal de cualquier supermercado y añadir todavía un poco más de lío, tenemos el aceite de orujo de oliva. Puedes pensar, mira oye, también es de oliva, pero bastante más económico. Veamos…
Este aceite procede de un subproducto o masa residual llamado alperujo, que es lo que queda tras la primera presión en frío de la aceituna, para obtener el aceite de oliva virgen extra, sólo mediante procedimientos mecánicos.
Para poder extraer la pequeñísima cantidad de aceite que queda en su composición, es necesario utilizar disolventes químicos. El resultado obtenido se llama aceite de orujo crudo, con una alta acidez y un aroma y sabor muy desagradable, por lo cual, al igual que ocurría con el lampante, necesita ser refinado químicamente y mezclado con vírgenes para que le aporten el sabor y el olor del que carecen completamente y se conviertan en aptos para el consumo humano y su comercialización.
La calidad del aceite de oliva virgen extra se mide por el grado de acidez, es decir, la cantidad de ácidos grasos libres que contiene. Este parámetro sólo es posible determinarlo mediante un análisis en un laboratorio autorizado.
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ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA
Comenzaremos hablando del número uno indiscutible del ranking, nuestro auténtico y genuino oro líquido español, ingrediente principal de nuestra aclamada dieta mediterránea.
Debe tener una acidez MENOR O IGUAL A 0.8 grados y haber sido obtenido directamente de aceitunas y sólo mediante procedimientos mecánicos. Si no cumple estos requisitos indispensables, NO ES aceite de oliva virgen extra.
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